martes, 17 de enero de 2012

RELATO DE FICCIÓN

La historia que voy a narrar a continuación está inspirada en las teorías sobre la felicidad del filósofo griego Epicuro, y dice así:

Hace aproximadamente 10 años vivía en Bilbao un hombre de negocios, rico, que se llamaba Ricardo. A pesar de su corta edad, 30 años, este se había convertido en una de las personas más influyentes y con mayor visión para los negocios de la ciudad, e incluso, del país. Llevaba dos años casado y, hace escasos meses, se había convertido en padre.

Para Ricardo el adjetivo que definía su vida era “felicidad”. Lo tenía todo, o al menos eso creía él. Sus negocios marchaban estupendamente y centró su vida en torno al dinero que estos le aportaban. Se pasaba el día trabajando en la oficina, por lo que su mujer siempre estaba sola en casa cuidando a su hijo, pero intentaba arreglarlo comprándole numerosos regalos de gran valor material. Él siempre estaba de viaje en el extranjero y, cómo no, tenía todo tipo de productos electrónicos (ordenadores de mesa, portátiles, blackberry, iPhone, tablets, etc), ropa de las mejores marcas…

Como es lógico, no valoraba lo que tenía porque tenía en exceso, y si quería algo, se lo compraba. Llevaba una vida de lo más cómoda.

Un día, mientras comía antes de salir de viaje, se enteró de que su esposa había solicitado el divorcio y, como es lógico, la patria potestad del niño sería para ella, además del reparto de bienes entre ambos.

Esto para Ricardo fue un golpe muy duro, porque a pesar de pasar de ellos continuamente, él sabía que estaban allí esperándole. Fueron tiempos muy difíciles para él con tantos juicios y despedidas, le costó recuperarse.

Como todos sabréis, estamos en tiempos de crisis y, ésta le había ido quitando todo poco a poco, hasta dejarlo en la ruina. La avaricia rompe el saco, y Ricardo siempre quería más, más y más.

En pocos meses se había quedado sin nada, después de haberlo tenido todo. Imaginaos como se sentía.

Intentó reconciliarse con su mujer, pero fue imposible. Tuvo que irse a vivir con sus padres a un pequeño piso de las afueras.

Tener que depender de sus padres, viviendo en su casa, le resultó insoportable así que decidió mudarse a una pequeñísima casa que tenía en el campo y vivir allí de forma independiente. Poco a poco recuperó la tranquilidad y paz interior en su vida. Se apoyó mucho en su familia, que era lo único que tenía, y de una forma muy humilde, recuperó la felicidad en su vida. Se dedicaba a trabajar en el campo, que da el suficiente dinero como para vivir, no como antes ni mucho menos, pero no estaba mal.

Una vez aprendió la lección, volvió a hablar con su ex mujer para reconciliarse, pero otra vez le fue imposible.

Los errores en el pasado, al final se pagan caros.


Espero que os haya gustado. 

4 comentarios:

  1. Hola Raúl. Me gusta mucho tu entrada de esta semana. Esta muy bien ambientada en lo que puede ser la verdadera actualidad, social, política y económica del país en el cual vivimos y por los momentos que atravesamos.
    Quiero hacer especial incapié en una frase que me ha gustado: ''La avaricia rompe el saco''
    Que gran verdad. Todo el que quiere más se acaba quedando con nada. Y gran prueba de ello es tu relato.
    Ya para concluir, espero que tu relato de la vida de Ricardo nos ayude a todos a reflexionar sobre nuestras vidas y así poder evitar acabar como él.
    Un saludo.

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  2. Gracias por la alabanza Fran. He intentado que mi relato ante todo fuera realista y así ha sido. Un saludo

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  3. Buenas Raul, me ha gustado mucho tu entrada ya que el pequeño relato que as contado explica muy bien lo que Epicuro quería decir durante toda su vida, también estoy de acuerdo contigo en lo de que los errores del pasado se pagan caros
    Un saludo :D

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